“La persecución, angustia y el tormento del placer”

Por: Kitza Coronel Castilla

Dos actos en una obra llamada “el suplicio del placer”, donde se interpreta de manera extraña la parte afectiva de una pareja, en la que cada uno adopta una personalidad feminista o machista en el caso del bigote; con la pistola no se sabe si la pareja vive un mundo real o imaginario, supuestamente él trata de volverla loca o aparentemente ella ya lo está.

Estas obras son una exploración del individuo envueltos en relaciones amorosas donde el placer sirve como una mascara de lo que es, en realidad, un juego del poder.

En el primer acto cambian las características que normalmente marcan un género, para llegar a la relación tradicional hombre – mujer, ella es una mujer masculina y él un hombre afeminado, ella utiliza el bigote para alejar a los galanes y él, para atraer a las mujeres, ella no cumple el rol de esposa moderada, no le sirve su té ni le busca las aspirinas, él se caracteriza por su timidez, y sentirse generoso y débil, siempre se está disculpando.

En el segundo acto, el principal actor es “la pistola”, aquí hay una red de relaciones tensas y activas, donde el poder y el saber están íntimamente unidos; ella le teme arduamente a la pistola y él la trata como un objeto necesario en caso de una emergencia.

Al final ella trata de matarlo con la pistola temida y él le hace creer que está soñando, siendo esto falso. El esposo quiere terminar con la monotonía en la que se convirtió su matrimonio, y por supuesto sólo encunetra una solución para llevar a cabor su deseo, acabar con la vida de ella, su esposa que tantos ratos malos le hizo pasar. Nunca vivieron conformes el uno al otro.

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